
Durante mucho tiempo y por vanidad, la cirugía plástica fue del dominio exclusivo de celebridades, ricos y famosos. Sin embargo, para una generación que aún no ve los primeros indicios de celulitis, dichos procedimientos tienen menos que ver con la apariencia y más con aliviar una fuente de dolor físico o emocional.
Entre las y los adolescentes de 18 años y menores, el número de cirugías plásticas aumentó en Estados Unidos de 59 mil 890 en 1997 a más de 205 mil 119 en 1997, según la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estéstica (ASAPS, por sus siglas en inglés). Dicha cifra incluye intervenciones tales como reducción de busto y procedimientos no quirúrgicos como depilación láser, microdermoabración y dermoexfoliación química.
Es posible que dicho aumento esté relacionado con la búsqueda de un mayor nivel de aceptación por parte de la sociedad, con la creciente cantidad de cirujanos disponibles y con la enorme cantidad de información disponible en internet y la televisión.
"Los pacientes más jóvenes están tratando de ser aceptados y de lucir más como sus compañeros, mientras que los adultos tratan de mejorar algunas cosas o que éstas luzcan diferentes", señaló el cirujano plástico Walter Erhardt.
En 2007 se realizaron 8 mil cirugías de aumento de busto en mujeres de 18 años y menores. Sin embargo, ese número es insignificante en comparación con el número de adolescentes que optaron por someterse a una operación para corregir deformidades en las orejas, nariz o busto. La cirugía que en 2007 tuvo más demanda entre los adolescentes fue la otoplastía (procedimiento para reducir y cambiar la forma de las orejas), con más de 12 mil casos.
Para los adolescentes, dichos procedimientos "pueden contribuir a mejorar su actitud, estado de ánimo y la forma en la que se sienten con ellos mismos" afirmó la cirujana plástica Diane Alexander.

Los pacientes también debe poder entender el procedimiento y los riesgos, establecer expectativas realistas y dedicar tiempo a la recuperación.
La decisión de someterse a una cirugía debe fundarse en un deseo personal y no en agradar a otras personas, incluyendo a los padres.
Para garantizar un resultado exitoso, los pacientes deben comprometerse a dar seguimiento a la operación y dedicar tiempo a su recuperación y mantenimiento. Los periodos de recuperación pueden variar y con frecuencia es necesario que el paciente permanezca inmóvil a ratos y que cambie constantemente los vendajes.
"Uno de los principales malentendidos entre los pacientes jóvenes es creer que pueden someterse a la cirugía el viernes e irse a una fiesta el sábado", mencionó Carol Martin, asesora en cirugías cosméticas.

Si los pacientes adolescentes no pueden dedicar tiempo a la recuperación, probablemente deberían posponer la cirugía.
Una vez que se tomó la decisión, es de suma importancia entender los riesgos. Una cirugía plástica requiere anestesia y por lo tanto, tiene el potencial de presentar complicaciones como parálisis temporal, un ataque al corazón o de apoplejía.
"Deben olvidarse de la palabra ‘cosmética' y recordar ‘cirugía'", dijo la doctora Foad Nahai, cirujana plástica con sede en Atlanta, quien dijo que muchos de los pacientes jóvenes piensan, erróneamente, que no existen riesgos, cicatrices permanentes y un periodo de inactividad. "No es como ir a hacerse un manicure o pintarse el pelo", señaló. "Si no se tiene éxito, pueden presentarse serias consecuencias".
Fuente: Vikki Conwell / “Cox News Service”
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