11 de septiembre: Siete años después

Septiembre 11 de 2001. Seguramente ustedes recuerdan dónde estaban cuando escucharon la noticia o vieron las primeras imágenes apabullantes.

Los terroristas, que estaban resueltos a destruir la vida y la libertad en Estados Unidos, habían tomado por asalto cuatro aviones.

A las 8:46 de la mañana, hora del este (hora de Nueva York y Washington, D.C.), uno de ellos impactó en la torre norte del World Trade Center. A las 9:03 de la mañana otro hizo lo mismo en la sur. A las 9:38 un avión más impactó el Pentágono. A las 10:03 el cuarto avión secuestrado se estrelló en un campo en Pennsylvania.

El mundo se detuvo a mirar las imágenes de las torres del World Trade Center, primero en llamas y luego derrumbándose. En el curso de esa horrible mañana, 19 terroristas mataron a más de tres mil personas inocentes de más de 90 países.

Todos los días recuerdo el 11 de septiembre.

Después de los ataques, nuestros dirigentes en Washington determinaron que lanzaríamos una ofensiva contra nuestros enemigos.

Nos comprometimos a descubrir a los terroristas y a negarles resguardo seguro dondequiera que trataran de esconderse. Desde ese 11 de septiembre, Estados Unidos y sus aliados han librado una lucha global contra un enemigo terrorista que busca imponer su violenta visión sobre los pueblos libres y pacíficos en todo el mundo.

Trabajando junto con nuestros aliados, hemos logrado avances.

Hemos fortalecido nuestra cooperación para minar los esfuerzos de Al-Qaeda de aprovechar y cooptar las redes terroristas regionales en beneficio de sus correspondientes objetivos estratégicos. Juntos, estamos trabajando para bloquear las finanzas del terrorismo y desmantelar sus redes. Y, a través de la cooperación y el intercambio de datos de inteligencia, hemos evitado varios ataques terroristas antes de que pudieran destruir más vidas. Entre ellos se incluyen un complot en agosto de 2006, para hacer que explotaran varios aviones que iban a volar del aeropuerto de Heathrow, Inglaterra, a Estados Unidos; otro en junio de 2007, que haría explotar importantes depósitos de combustible en el aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York; otro más en septiembre de 2007 cuando autoridades alemanas desbarataron una célula terrorista que planeaba ataques contra instalaciones militares y establecimientos estadunidenses en ese país, y uno más ese mismo mes, cuando autoridades de Dinamarca desmembraron otra célula que planeaba ataques utilizando explosivos.

Estados Unidos también ha tomado medidas preventivas para asegurar sus fronteras y garantizar la seguridad de los viajeros, lo que constituye una buena noticia para cualquiera que viva o visite nuestro país. Se verifica a todos los solicitantes de visa con bases de datos muy amplias que contienen información relacionada con el terrorismo.

A quienes viajan en avión o en barco en recorridos que tienen como origen o destino a Estados Unidos también se les verifica con base en registros consolidados de alerta. Además, se han incrementado más de 126% los fondos para la seguridad fronteriza y, bajo la Iniciativa de Viajes del Hemisferio Occidental, todos los pasajeros deben mostrar un pasaporte u otro documento seguro para viajar por aire, mar o tierra hacia Estados Unidos.

La seguridad es un asunto que también atañe a los mexicanos, y Estados Unidos está haciendo esfuerzos para ser un buen vecino y estar atento a las amenazas que México afronta. El crimen organizado ha lanzado una campaña de violencia en México con el propósito de inspirar terror al hacer daño a personas inocentes y al trastocar la ley y el orden en beneficio personal.

A través de la Iniciativa Mérida y una mayor cooperación en materia de seguridad, Estados Unidos están colaborando con México para poner fin al narcoterrorismo y con la intención de proporcionar, en su lugar, un ambiente de garantías y seguridad para el crecimiento y la prosperidad. Ambos, Estados Unidos y México, tienen demonios que combatir, y somos más fuertes al trabajar juntos.

El terrorismo es un flagelo internacional y resistirlo eficazmente debe ser un esfuerzo multilateral. Mientras más naciones democráticas se unan para apoyar la libertad en los confines oscuros del mundo, más declinará el terrorismo. Este flagelo se alimenta de la falta de libertad y de esperanza, por eso nosotros seguiremos apoyando la democracia, la educación y las oportunidades de progreso. También se alimenta entre aquellos que viven en el pasado, tienen temor del futuro, tienen temor de los derechos de la mujer y tienen temor del Estado de derecho. Por eso vamos a seguir trabajando juntos con gran interés para apoyar la igualdad de la mujer y dar fin a la carencia del imperio de la ley.

Estados Unidos, México y la comunidad de democracias del mundo seguirán oponiéndose al terrorismo por tanto tiempo como sea necesario.

Lo que está en juego es nuestra libertad, la libertad de todos.





































































































Naturalmente, los conspiranoicos dicen no afirmar nada y, por lo tanto, no se ven obligados a ofrecer pruebas. Simplemente formulan preguntas y quien se ofenda por ello será porque tiene algo que esconder. Así funciona su lógica blindada. (Igualmente, quien se ofenda ante la “opinión” de que el holocausto fue una invención judía, será porque es un sionista recalcitrante.) En el caso del 11-S, la idea de que la administración Bush sea la culpable del mayor atentado sufrido por Estados Unidos es tan sugerente que ha ganado un considerable número de adeptos dentro y fuera del país.


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