sábado, 4 de octubre de 2008

A 40 años del 2 de octubre del 68

El mismo descontento, la misma inconformidad

En la conmemoración de cuatro décadas de aquella tarde violenta hubo enfrentamientos entre jóvenes y granaderos; como saldo, uno de ellos lesionado. Hoy, las heridas de la impunidad siguen abiertas

A 40 años del 2 de octubre del 68, no hubo un aniversario oficial presidido por ningún hombre de Estado que reconociera el genocidio. Tampoco hubo luto nacional ni banderas a media asta, mucho menos culpables, ni siquiera nombres, tampoco eso, pues la lista en la estela al centro de la Plaza de las Tres Culturas contiene sólo unas decenas de ellos. Se sabe muy poco, a cuatro décadas de aquella tarde sangrienta no se ha hecho justicia a la verdad, mucho menos a las víctimas de esos hechos.
Que la memoria agite a la historia, pues ni los nombres ni el número de muertos son conocidos. La información que se tiene es ambigua, de los que se sabe fueron a parar a la morgue, de los que no, algunos dicen que llegaron a fosas comunes o a Campo Militar número 1, donde, según cuentan algunos, tenían unos crematorios para desaparecer los cuerpos.
En el panteón Dolores, el camposanto más grande de México, ahí donde parece haber lugar para todos y todas las clases sociales, lo mismo está enterrado Pedro Infante que mi abuelo, el clasismo no se termina ni con la muerte y el enterrador que siempre aparece, cual fantasma cada vez que visito la tumba de mi antecesor, me platicó un día que sí era cierto, que por el lado de Chapultepec, el Dolores tiene unas enormes fosas comunes a donde los militares iban de noche a tirar cuerpos de estudiantes. También se decía que algunos jóvenes solían ir a lo que llamaban “cuevas” donde espantaban, pues había restos óseos.



“Cuando crezcas lo entenderás”: Sócrates Amado Campos Lemus

A Sócrates Amado Campos Lemus lo conocí por mi padre, son contemporáneos del Politécnico Nacional y fueron compañeros durante el movimiento del 68. Los dos estuvieron en la marcha multitudinaria del 27 de agosto. Aquella tarde la sensación era de poder entre la sociedad y los estudiantes que encabezaron la movilización. La plancha del Zócalo estaba llena como nunca se había visto. Una noche antes del informe de Díaz Ordaz, Sócrates se convirtió en el símbolo de la traición para muchos de los líderes del 68. En vísperas del Informe presidencial de Gustavo Díaz Ordaz, Sócrates se inmortalizó con la arenga más polémica de todo el movimiento estudiantil: llamó a la gente a acampar en asamblea permanente hasta que Ordaz diera la cara, y sí la dio, con tanques por delante que aplastaron a varias personas, quienes perdieron la vida.
Aquella noche en la inauguración de la exposición de pintura de un amigo en común, yo no tenía más de 14 años y le pregunté si era verdad lo que algunos decían de él, de que fue el gran traidor del 68 y él me contestó mientras me abrazaba: “Cuando crezcas lo entenderás”, pero yo ya lo entendía, eso era lo que no comprendía Sócrates, quien se incomodó con la pregunta y sonrió de manera nerviosa.

El Memorial del 68
Dos días antes de la conmemoración del 2 de octubre fui al Memorial del 68, sitio donde se pueden encontrar 57 testimonios de aquel agitado año; en el lugar la joven pionera del proyecto, quien se encargó de la investigación iconográfica del Memorial, Cintia Velásquez, habló del porqué se levantó un proyecto con este nombre: “Museo tiene una significación necrofílica, pero en general la gente lo asocia a cosas pasadas, muertas…”.
“Su impacto y su contribución a la sociedad mexicana no son una suma de muertos, sino una serie de demandas y una movilización social que empezó desde julio, desde agosto de ese año, y que es toda una revolución social, no sólo una lucha política…”.
Cintia habla de la falta de apoyo oficial por parte del gobierno federal, no así con el gobierno del DF, quienes colaboraron con el programa conmemorativo de los 40 años. Al preguntarle sobre si ve diferencias entre la izquierda de entonces y la de ahora, la joven respondió: “En realidad siempre queremos ver la izquierda como única y el 68 nos demostró que no había una izquierda, sino muchas izquierdas y hasta la fecha sigue siendo complicadísima la visita de los propios participantes al Memorial, de los que entrevistamos, muchos de ellos estaban peleadísimos, lo estaban desde el movimiento y lo van a seguir estando, es un error pensar que el 68 fue uno y que la izquierda del 68 fue una…”.
A cuatro décadas de aquel 2 de octubre, de visita en el Memorial o manifestándose en la calle, todos saben que las heridas de la impunidad siguen abiertas, que ningún partido, como el PRI ─responsable entonces y ahora─, llame a no lamerse más las heridas.








Fuente: Yuriria Rodríguez Castro , http://senderodelpeje.com

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