Hoy, el ex-futbolista Carlos Albert publica una nota muy interesante acerca de la falta de “huevos” (esto es lo bueno de trabajar para un medio libre y poco mojigato, señor albert. A los testículos se les puede llamar por sus eufemismos: “huevos”, “aguacates” o “tanates” sin ningún problema) del futbolista mexicano.
Aparte de huevos (Hugo Sánchez los llamaría mamonamente “amígdalas”), lo que le falta a algunos jugadores mexicanos es, de plano, un lavado de cerebro y un internamiento en un campo de reeducación para quitarles los años de adoctrinamiento en un país en donde sutil y no tan sutilmente se te enseña que los peces gordos son los que mandan y que tu opinión, pinche gato, no cuenta y no es requerida.
Más que falta huevos de los jugadores, si la FMF se rigiera conforme a derecho, respetarían los estatutos de la federación internacional (FIFA) a la que en “teoría” pertenecen pero cuyas reglas se pasan ahora que literalmente por las glándulas que menciona Alberto. Caso concreto: los “cachirules”, el doping en Copa Confederaciones 2005, la debacle de Salvador Carmona en Cruz Azul y el pacto de caballeros. ¿Porque la FIFAse hace convenientemente de la vista gorda?
Por la misma razón que el Vaticano y la Coca-Cola adorán a lo que queda de nuestro país: somos unos de sus mejores clientes y productores brutos de dinero. Ni más ni menos.
Ciertamente a los jugadores les hace falta tener más tanates para decir “no”, como dijeron en su caso Omar Bravo y ahora Salvador Gonzalo Pineda (gracias a mi lector anónimo), pero también les hace falta una palabra: solidaridad. Solidaridad para que los que se sienten divas y ni a diva de rancho llegan, le echen la mano a los jugadores de menos cártel para que los dueños dejen de pisotearles el rostro con la bota de su capital y su impunidad. Pero a corto plazo dudo que eso pase.
Después de todo, esa es la razón por la que México destaca más en deportes individuales que de equipo históricamente. ¿O no?
Fuente: http://senderodelpeje.com
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