Los Celtics remontaron 23 puntos de desventaja para conquistar el Staples Center 91-97 y poner el 3-1 en la gran final de la NBA. Con este resultado, imposible de creer al descanso del encuentro, Boston dispone ahora de tres oportunidades (una en Los Ángeles y dos en su campo) para ganar un partido y proclamarse campeón de la NBA.
Los Lakers fueron víctimas de una mala noche de un errático Kobe y de la mala dirección de banquillo de un Phil Jackson al que parece que se le han fundido los plomos en estas finales de la NBA. Bryant tuvo una de esas noches individualistas en las que insiste en persistir en sus errores, mientras que el 'Maestro Zen', que parece que se dejó sus anillos de campeón en casa, fue incapaz de dar las claves a los suyos para que conservasen los 24 puntos de ventaja y protagonizó una dirección de partido más que discutible en el último cuarto (mantuvo sentados en el banquillo muchos más minutos de la cuenta a Derek Fisher y a Pau Gasol).
Explosivo arranque de L.A.
La remontada de los orgullosos verdes se cimentó en el partidazo de un secundario como James Posey (18 puntos y triples en momentos cruciales del partido), y la eficiente labor de dos jugadorazos como Paul Pierce y James Posey. Pierce se encargo de mantener a los suyos en el partido en el segundo cuarto, mientras que Ray Allen apareció en los últimos minutos para poner la puntilla a unos Lakers capaces de lo mejor y de lo peor. Ya se lo dijo el día anterior Pau Gasol a Jesús Sánchez (enviado especial de MARCA a las finales de la NBA): "Es la vida o la muerte". Pues parece que tocó "la muerte"...
Tras presenciar el brutal y explosivo arranque de los Lakers nada hacía presagiar el desenlace final del partido. Los de púrpura y oro, de la mano de un genial Lamar Odom, manejaron a Boston como a un pelele y llegaron a ponerse 24 arriba (45-21) en el segundo cuarto gracias a un triple de Vujacic (o menos 'máquina' que nunca). Un ligero arreón de los Celtics puso algo de vida al partido, pero los chicos de Phil Jackson despertaron de su letargo para retirarse al vestuario 18 arriba.
Llegó el cortocircuito amarilloUn parcial de 5-25 entre el final del tercer cuarto y el inicio del cuarto cuarto provocó un cortocircuito en los Lakers que Phil Jackson no supo arreglar. Paul Pierce tomó las riendas del partido, James Posey aparecía en los momentos justos para acabar de minar la moral angelina y Ray Allen quedaba como el recurso de lujo para los últimos minutos. Una canasta de Pierce a falta de 4 minutos puso a los Celtics arriba en el marcador, y a partir de ese instante los de Doc Rivers gestionaron el marcador como lo que son, un equipo mucho más maduro que los Lakers.
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