miércoles, 16 de abril de 2008

Smashing Pumpkins en Guadalajara

Seis mil tapatíos revivieron la nostalgia de los noventa con el primer directo de una de las bandas que definió el sonido de esa década.

Sólo Corgan y su guitarra acústica, apenas iluminado por una luz magenta que se le escurría hasta los holanes de la falda metálica, rasgó los primeros acordes de “1979”, y a su voz se le unieron miles, en el coro de un himno generacional que hizo retumbar en acústico el Auditorio de la Universidad en el primer directo de los Smashing Pumpkins en la ciudad, como parte de la promoción de Zeitgeist, el disco que marca el regreso a los escenarios de la banda oriunda de Chicago.

En la calle amenazaba tormenta, el cielo oscureció bajo una densa nube mientras los seguidores de Corgan y compañía se dirigían al auditorio, donde la temperatura fue subiendo durante las más de dos horas que se extendió el concierto, que contrastó por la intimidad y entrega del público con el que ofrecieron el sábado pasado en el DF.

Disidente fue la banda telonera, a la que el público no prestó mucha atención. La espera se prolongó por un cuarto de hora más, tiempo que elementos de seguridad aprovecharon para recorrer de lugar a quienes ocupaban la parte alta del auditorio. Las legendarias playeras de Zero, de serigrafía se multiplicaban entre los fanáticos, así como las prendas con aires grunge: franelas a cuadros, camisetas rayadas, botas, larga melena, tenis de lona.

Las luces se apagaron cerca de las 22:00 horas, y lentos, Corgan y su banda: el leal Jimmy Chamberlin (batería), Ginger Reyes (bajo), Jeff Shroeder (guitarra), y Lisa Harrington (teclados) caminaron lentos hacía sus instrumentos. Desde ese momento el público tapatío no dejó de profesarles, como en un culto religioso donde Corgan era el ministro, su devoción.

“United States”, de Zeitgeist dio la bienvenida, mientras la banda se teñía de rojo y la sombra de Corgan se proyectaba gigantesca en los costados del escenario. “!Mayonesa!”, pedía alguien a gritos, y el deseo se le concedió luego del primer guiño a la nostalgia con “Tonight, tonight”, coreada mientras muchos levantaban los brazos.

Corgan se colgó la guitarra acústica y anunció: “Damas y caballeros, el señor Jimmy Chamberlin”, y el baterista abandonó la batería para acompañar a Billy en la versión acústica de “Perfect”, lo que contrastó con la potencia y energía de las versiones de “Ava Adore”, y “Bullet with butterflies wings”, que desataron una ola humana que saltaba al ritmo de los riffs.

“Tarántula”, “Home”, “Muzzle” y “Nerverlot”, fueron otras de las entregas, entre luces hipnóticas y el calor que subía. El final, cerca de la media noche, fue llegando con el cover de “Set the controls for the heart of the sun”, de Pink Floyd, una mascara de luchador lanzada al escenario y el anuncio de Corgan: “No hemos tocado esta canción desde hace cuatro meses, pero esta es una gran noche para hacerlo”. Y “To Sheila”, fue el punto final al directo de una banda que marcó una generación. “Son unos grandes músicos pero este lugar vale madre. Billy Corgan es Smashing Pumpkins”, fue la opinión de Jaime Saldaña, ingeniero, que fue compartida por Rubén, un profesor de arte: “Para recordar mis años mozos. Qué bueno que se rehabilitó Chamberlin, si le pega machín, y Billy tiene una gran voz”.
















Fuente: Milenio

1 comentario:

Anónimo dijo...

mal pedo ser jodido y no haber tenido dinero para ir a guadalajara, me siento robado, haber ido al zero fest fue un robo , ni pex por jodido loser no pude ir.


muerte total a fecal