miércoles, 2 de julio de 2008

Realidades de la cirugía plástica en adolescentes

En los últimos años, el cambio de apariencia ha mostrado un aumento considerable en los jóvenes, debido a que buscan una aceptación social y mejorar su estado de ánimo


Durante mucho tiempo y por vanidad, la cirugía plástica fue del dominio exclusivo de celebridades, ricos y famosos. Sin embargo, para una generación que aún no ve los primeros indicios de celulitis, dichos procedimientos tienen menos que ver con la apariencia y más con aliviar una fuente de dolor físico o emocional.
Entre las y los adolescentes de 18 años y menores, el número de cirugías plásticas aumentó en Estados Unidos de 59 mil 890 en 1997 a más de 205 mil 119 en 1997, según la Sociedad Americana de Cirugía Plástica Estéstica (ASAPS, por sus siglas en inglés). Dicha cifra incluye intervenciones tales como reducción de busto y procedimientos no quirúrgicos como depilación láser, microdermoabración y dermoexfoliación química.

Es posible que dicho aumento esté relacionado con la búsqueda de un mayor nivel de aceptación por parte de la sociedad, con la creciente cantidad de cirujanos disponibles y con la enorme cantidad de información disponible en internet y la televisión.

"Los pacientes más jóvenes están tratando de ser aceptados y de lucir más como sus compañeros, mientras que los adultos tratan de mejorar algunas cosas o que éstas luzcan diferentes", señaló el cirujano plástico Walter Erhardt.

En 2007 se realizaron 8 mil cirugías de aumento de busto en mujeres de 18 años y menores. Sin embargo, ese número es insignificante en comparación con el número de adolescentes que optaron por someterse a una operación para corregir deformidades en las orejas, nariz o busto. La cirugía que en 2007 tuvo más demanda entre los adolescentes fue la otoplastía (procedimiento para reducir y cambiar la forma de las orejas), con más de 12 mil casos.

Para los adolescentes, dichos procedimientos "pueden contribuir a mejorar su actitud, estado de ánimo y la forma en la que se sienten con ellos mismos" afirmó la cirujana plástica Diane Alexander.
Pero aunque la cirugía plástica puede proporcionar resultados positivos a nivel emocional y físico, no se recomienda a pacientes más jóvenes, pues aún no tienen la madurez necesaria para manejar este tipo de procedimientos. Operar partes del cuerpo que aún no se desarrollan del todo puede interferir con su crecimiento.

Los pacientes también debe poder entender el procedimiento y los riesgos, establecer expectativas realistas y dedicar tiempo a la recuperación.

La decisión de someterse a una cirugía debe fundarse en un deseo personal y no en agradar a otras personas, incluyendo a los padres.

Para garantizar un resultado exitoso, los pacientes deben comprometerse a dar seguimiento a la operación y dedicar tiempo a su recuperación y mantenimiento. Los periodos de recuperación pueden variar y con frecuencia es necesario que el paciente permanezca inmóvil a ratos y que cambie constantemente los vendajes.

"Uno de los principales malentendidos entre los pacientes jóvenes es creer que pueden someterse a la cirugía el viernes e irse a una fiesta el sábado", mencionó Carol Martin, asesora en cirugías cosméticas.

Si los pacientes adolescentes no pueden dedicar tiempo a la recuperación, probablemente deberían posponer la cirugía.

Una vez que se tomó la decisión, es de suma importancia entender los riesgos. Una cirugía plástica requiere anestesia y por lo tanto, tiene el potencial de presentar complicaciones como parálisis temporal, un ataque al corazón o de apoplejía.

"Deben olvidarse de la palabra ‘cosmética' y recordar ‘cirugía'", dijo la doctora Foad Nahai, cirujana plástica con sede en Atlanta, quien dijo que muchos de los pacientes jóvenes piensan, erróneamente, que no existen riesgos, cicatrices permanentes y un periodo de inactividad. "No es como ir a hacerse un manicure o pintarse el pelo", señaló. "Si no se tiene éxito, pueden presentarse serias consecuencias".

Fuente: Vikki Conwell / “Cox News Service”

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