BEIJING.— Bajo una cuenta regresiva de fuegos artificiales, un estallido de luz y color en el cielo que cubrió el "Nido de Pájaro" y el alarido del público, finalizó ayer la ceremonia de Clausura de los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.
El presidente chino Hu Jintao, y el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, presidieron la ceremonia en el Estadio Nacional.
"Esta noche llegamos al final de 16 días gloriosos que recordaremos por siempre", dijo Rogge a la audiencia. "Por medio de estos Juegos Olímpicos, el mundo ha aprendido más de China, y China ha aprendido más sobre el mundo", agregó.
El jefe del Comité Organizador, Liu Qi, dijo por su parte que la Olimpiada fue "una gran celebración del deporte, la paz y la amistad".
"Deportistas de 204 países y regiones han competido en el espíritu olímpico. Han dado lo mejor de sí y han conseguido magníficos resultados batiendo 38 récords mundiales", afirmó.
Después de eso se escuchó de manera respetuosa el himno nacional chino con la bandera asiática en todo lo alto, misma que subió 51 veces durante los días de competencia.
La luz del estadio se apagó de manera súbita y el centro del campo se iluminó con la presencia de los "tambores celestiales" compuestos por cientos de músicos y bailarines que armaron un círculo e hicieron moverse a todos los presentes al ritmo de sus coreografías.
Con dos enormes tambores que flotaban en medio del "Nido", los bailarines dieron pie a una nueva explosión de fuegos artificiales.
Las figuras que realizaban los artistas, coordinados de forma perfecta, dejaron claro que la clausura tenía que ser excelente y espectacular.
Tras esa primera parte del espectáculo comenzó el desfile de naciones, esta vez sólo desfiló un atleta por cada país portando su bandera.
Por México, la clavadista y medallista de bronce en plataforma sincronizada de 10 metros, Tatiana Ortiz, tuvo el honor de ser la portadora del Lábaro Patrio.
EMOTIVO ADIÓS…
Después, una gran puerta se abrió para que una ola de atletas de todos los países ingresaran al "Nido de Pájaro", juntos y unidos, para ser los últimos invitados a la ceremonia y para que atestiguaran la entrega de la última medalla, la del maratón.
El ganador de la prueba, Samuel Wanjiru, de Kenia, un joven atleta de 21 años quien marcó un crono de 2 horas, 6 minutos y 32 segundos, nuevo récord olímpico, fue ovacionado por más de 80 mil aficionados al recibir la última medalla de estos Juegos.
El marroquí Jaouad Gharib, con la plata, y el etíope Tsegay Kebede, completaron el histórico podio.
Enseguida, decenas de atletas comenzaron a "premiar" a los voluntarios de los Juegos de Beijing, esos héroes anónimos que fueron parte medular para que los eventos se desarrollaran de manera satisfactoria, al entregarles ramos de flores bajo el sonoro aplauso de los presentes.
La flama olímpica del pebetero del Estadio Nacional se extinguió después de arder durante los 16 inolvidables días en los que se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos Beijing 2008.
PHELPS Y BOLT… ÉPICOS
Las gestas de Michael Phelps y Usain Bolt en Beijing quedarán grabadas para siempre en la historia olímpica.
El tritón estadounidense logró algo que no parecía posible cuando ganó ocho preseas doradas en la natación, fijando siete récords mundiales.
Y el jamaiquino Bolt causó tal vez más asombro todavía al triunfar en los 100 y los 200 metros de l atletismo, en ambos casos con récords mundiales. Las victorias de Phelps eran esperadas, las de Bolt no.
Los márgenes espeluznantes con los que ganó Bolt seguramente marcarán a una generación de aficionados al deporte.
Por si esas victorias no bastaran, Bolt se apuntó un tercer oro con un relevo, de nuevo con récord mundial.
Las marcas fueron precisamente una de las características de los Juegos: cayeron 43 récords mundiales y 132 registros olímpicos.
Pero, en definitiva, los Juegos trascendieron el ámbito puramente deportivo y ayudaron a borrar la imagen del gigante dormido de China.
RELEVO LONDINENSE…
Londres recibió de Beijing el relevo olímpico con muy poca flema británica y mucho "glamour", encarnado en el futbolista David Beckham, el héroe global y estrella mediática también en China, quien pateó un balón directo a un voluntario.
Montado en un típico autobús londinense rojo de dos pisos, Beckam recibió el balón de futbol de una niña india, a quien a su vez se la entregó una niña china y que simbolizó la entrega de la estafeta olímpica.
Londres tomó poco tiempo de la ceremonia de clausura de los Juegos de Beijing 2008 para recibir la bandera del COI y presentar una pincelada de su cultura popular.
Los 80 mil chinos sentados en el "Nido de Pájaro" lanzaron un grandioso "¡Ahh!" cuando reconocieron a Beckam enfundado en un uniforme deportivo negro que resaltaba su figura.
El futbolista del Galaxy de Los Ángeles tomó la pelota y la lanzó hacia un grupo de voluntarios chinos, uno de los cuales la capturó y abrazó como parte de los recuerdos de la clausura de sus Juegos Olímpicos.
Jimmy Page, guitarrista del legendario grupo Led Zeppelin, acompañó a la cantante Leona Lewis con el tema Whole Lotte Love ("Mucho amor"), que fue aderezado con psicodélicas burbujas de su época musical.
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