viernes, 15 de agosto de 2008

Pez Phelps

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Se impuso en los 200m Medley. Batió sus propios récords mundial y olímpico y logró la sexta medalla de oro. La historia del fenómeno que ya es un mito del deporte.
Michael Fred Phelps lo hizo de nuevo. Esta vez en los 200 metros medley. Ganó otra medalla de oro y es la sexta. En todas las competencias batió los récords olímpicos y mundiales, que también le pertenecían. Acumula 12 entre Atenas 2004 y Beijing 2008. En estos Juegos, hasta anoche, había logrado la mitad más uno de los oros que obtuvo Estados Unidos. Y va por dos más para superar el récord de 7 victorias en la misma cita olímpica que todavía tiene Mark Spitz desde Munich 1972.

Se tira al agua y el agua se abre, como si todas las piscinas se surtieran del Mar Rojo. Así pasó anoche en el Cubo de Agua cuando hizo un tiempo de 1m54s23 superando al húngaro Laszlo Cseh que marcó 1m56s52 para obtener la medalla de plata y al norteamericano Ryan Lochte, quien se llevó el bronce con 1m56s53. Estalló el estadio olímpico cuando el norteamericano llegó a destino para completar una nueva demostración de su poderío.

Phelps es un Pez. Al menos el agua le cambió la vida. Cuenta la leyenda que, harto de las peleas entre su padre, un ex policía, y su madre Deborah, se recluía en la piscina del North Baltimore Aquatic Club para no presenciar las reyertas familiares. Sin desmentir esa versión de los orígenes deportivos del Monstruo, también se cuenta que fue mamá Deborah quien lo lanzó al agua. El pequeño Phelps, a los 9 años, tenía problemas de aprendizaje. Un chico hiperkinético al que le costaba concentrar la atención en una cosa, no iba para atrás ni para adelante y Déborah, para que gastara las energías decidió que hiciera un deporte. Withney, la hermana mayor, era nadadora (campeona norteamericana en 200 mariposa en 1994). Hilary también iba al Baltimore donde, además, Déborah era empleada administrativa. Así, sea cierta la primera historia, la segunda o una mezcla cinematográfica de ambas, Michael terminó pegando brazadas.

El futuro llegó enseguida. Caso raro, Phelps fue del amateurismo al profesionalismo sin pasar por la clásica formación deportiva en una Universidad. Arrasó en todas las competencias. En las nacionales, las internacionales y las mundiales. Ganó siete oros en Melbourne, el año pasado. Y en Beijing, ya se sabe...

El Pez entró en la historia y es leyenda, con apenas 23 años (nació el 30 de junio de 1985). Como era de esperar, de él se dice de todo. Que el traje es decisivo en su velocidad y resistencia, que tiene las medidas exactas para un nadador, que su dieta es perfecta...

Ningún traje hace milagros. Y menos para manejar tantas distancias y estilos. Phelps mide 1,95 metros, pesa 86 kilos, calza 46 (buen pie para patear) y la envergadura de sus brazos abiertos mide 2,04 metros (dos hélices en el agua) ¿Qué combustible mueve al transatlántico? Aquí también rueda la sombra del mito. El New York Post publicó que Phelps consume unas 10.000 calorías diarias. Es una cifra de escándalo: una personas común necesita entre 2.500 y 3.000 diarias. También se animó a contar que Phelps desayuna 3 huevos fritos, bocadillos de verdura (no precisó la cantidad), lechuga, queso, tortilla, tres rebanadas de pan tostado y un bol de cereales. señaló que un almuerzo común del nadador dorado consta de medio kilo de pasta, dos sandwiches generosos de jamón y queso y agua. Y que en la cena repite el medio kilo de pasta y le agrega una pizza. Y dice el NYP que nadie se anima contar las frutas que Phelps consume entre comidas. Lo curioso es que el propio Phelps, sin entrar en detalles estadísticos, reconoció que "necesito comer mucho".
La rutina, también contada por el propio Phelps, indica que se levanta a las 5 de la mañana, que se entrena 5 horas al día nadando un total de 80 kilómetros semanales y que el resto del tiempo lo pasa descansando y durmiendo. El ocio es para escuchar hip-hop, ver videos o seguir tuneando su Cadillac Escalade.

Su entrenador Bow Baldwin y sus compañeros del equipo olímpico destacan que el amor propio, la tenacidad y el talento natural de Phelps terminan por construir un atleta excepcional. Lo definen como un hombre que no se detiene hasta lograr el objetivo buscado, que le da lucha a la adversidad, que siempre llegará a la otra orilla con sólo proponérselo. Está en todas partes, desde luego. Un informe de la prestigiosa Universidad de Navarra difundida en la primera semana de los Juegos Olímpicos, asegura que Michael Phelps es la figura con mayor cobertura de parte de los medios. Y el segundo es Lionel Messi.

El hombre que pasa más tiempo mojado que seco se ganó un lugar en la historia del deporte de alta competencia. Se hermana a Nurmi, Latynina, Lewis, Spitz, se trepa al Guinness y se gana así mismo. Aquel pibito de Baltimore que buscó refugio en la piscina del Baltimore, nunca se ahoga en un vaso de agua.

PHELPS A LOS 8 AÑOS, CUANDO EMPEZABA EN BALTIMORE.


Fuente: CL

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